La tendencia ya la conocemos: gente súper-chachi que hace cosas súper-molonas y que se deja la vida en ello. Parece que es un modelo popular y que nos hace imaginar momentos gloriosos porque, ¡oh sorpresa!, casi siempre terminan bien.
Sin embargo, cuando hablamos de programas (y de sistemas informáticos en general) lo que esperamos para que todo vaya bien es un comportamiento aburrido: siempre igual, predecible, que no falle y que no haya que dejarse la vida para conseguir nuestros objetivos. Eso sí, esperamos que sean muy emocionantes y nos llenen la vida de ilusiones (vale, muchas veces tampoco, que al final todo es trabajo, resolver problemas y marcharnos a casa tranquilos).
Por eso me gustó leer I’m a boring programmer (and proud of it) donde habla justamente de estas cosas.
El autor prefiere el silencio y el orden:
Instead, like a librarian I enjoy quiet and order. When code is well organized, things are easy to find and less likely to break, avoiding a bunch of noise and heartache.
Le gusta analizar problemas, probar distintas perspectivas y compartir sus descubrimientos con otros:
Like a scientist I enjoy analyzing problems, trying different angles to solve them, and then sharing my findings. I want to understand how things work, and I want others to benefit from that understanding
También tiene su parte artística, utilizando la cratividad y aceptando la imperfección.
Like an artist I need to occasionally think outside the box, tap my creativity, and be able to see in abstracts. I want to embrace imperfection.
Finalmente, como un carpintero, le gusta construir cosas:
And like a carpenter, I really enjoy building things. Sometimes that means following a specific plan, and other times you just work with what you’ve got.
Todas estas características son interesantes y valiosas pero nos alejan del modelo ‘ninja’ o ‘estrella del rock’ que parece tan popular y llamativo.
Bien por él.