Anatomía de un ataque
Una fuente habitual de los problemas de seguridad es la interacción insegura entre sistemas que pueden ser (más o menos) seguros. También puede ocurrir que no lo sean, claro. En Anatomy of a Hack nos contaban el caso de Partap Davis:
In the early morning hours of October 21st, 2014, Partap Davis lost $3,000. He had gone to sleep just after 2AM in his Albuquerque, New Mexico, home after a late night playing World of Tanks. While he slept, an attacker undid every online security protection he set up. By the time he woke up, most of his online life had been compromised: two email accounts, his phone, his Twitter, his two-factor authenticator, and most importantly, his bitcoin wallets.
Davis había seguido todos los consejos de seguridad habituales (claves fuertes, doble factor, ….). Pero a través de un fallo en su proveedor de correo (mail.com) el atacante va haciéndose con el control de otras cuentas del usuario hasta hacerse con su cuenta de Bitcoins (que supone coste económico, claro).
Me ha recordado otro que comentamos hace tiempo en Los riesgos de la nube donde se contaba otro ataque similar.
Cuando alguien va a por nosotros (o tenemos mala suerte y alguien nos dedica atención) tenemos pocas posibilidades.